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viernes, 3 de julio de 2015




¡QUIERO ESTAR A LA MODA!…O, ¿TAL VEZ NO?





     Últimamente, he estado un poco pasota en el arte de socializar. Pero, es que, si por socializar entendemos hablar sobre cómo está el país (tema deprimente); o comentar donde has pasado el fin de semana (ésto, puede ser frustrante, si no has estado al menos 20 km más lejos que tu interlocutor); o recurrir a conversaciones que están más sobadas que los pies del cristo de Medinacelli... comprenderéis, entonces, que haya estado pasota ¿a que si?.

     Bueno, pues hoy me he levantado dispuesta a meterme en el pellejo de una auténtica socializadora; y es básico para ello estar al tanto de las últimas tendencias. Así que, después de devanarme los sesos durante toda la mañana, la verdad es que han surgido diversas e interesantes opciones:


     OPCIÓN 1- Llenar la casa de objetos “Vintage”. Sugerente, pero no sé si me apetece levantarme una noche para beber agua, con el sueño enredado en las pestañas, y llevarme el susto padre pensando que he hecho un viaje en el tiempo.



     OPCIÓN 2- Llenar la casa con todos los trastos imprescindibles para hacer cup-cakes (efectos secundarios: grasa acumulada en caderas, después de ingerir cantidades ingentes de preciosas madalenas; y que el colesterol de vecinos y familiares se dispare sospechosamente).


     OPCIÓN 3- Llenar la casa de camisetas, abalorios y demás historietas “Moustache” (que pase pronto la moda de los bigotes ¡por favor!).



     OPCIÓN 4- Llenar la casa de trastos para preparar Gin-Tónic con aire cool. (pequeño problemilla: eso ya llevo haciéndolo así como quince años).



     OPCIÓN 5- Unirme a la ola de indignados (pequeño problemilla: eso ya llevo haciéndolo así como quince años).

     OPCIÓN 6- Hacerme “selfis”. He de reconocer que, ésta tendencia, casi me engancha; pero, por culpa de mi mala puntería, y después de hacer casi estallar la memoria de mi móvil con mogollón de fotos de la lámpara, el sofá, las cortinas, y todo lo que os podáis imaginar excepto mi cara, no me quedó otra que desistir.



     Como habréis adivinado, no me han quedado demasiadas ganas ni de estar a la moda, ni de socializar (que, al fin y al cabo, no es otra cosa que hablar por hablar). Así que, he pensado, que mejor sigo siendo yo misma, comunicándome, sin más, de la misma manera que llevaba haciendo hasta ayer. Que tampoco me ha ido tan mal, creo yo.



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