Powered By Blogger

viernes, 11 de septiembre de 2015


SI PIDES UN DESEO...



     ¿Alguna vez habéis visto, aunque sólo sea de reojo, una estrella fugaz? Dicen que si pides un deseo a la vez que la descubres, se cumple.

     Ana y yo, una vez, de niñas, vimos una; pero, las prisas del momento, sumadas a nuestra inmadurez, nos hicieron desperdiciar nuestra gran oportunidad pidiendo una solemne tontería. “Que apruebe el examen de química” pedí mirando hacia el cielo, como si no hubiese habido mejores cosas que desear.

     ¿Sabéis para qué utilizo yo las estrellas? Ahora mismo os lo cuento.


     Asun, mi amiga, pasó por momentos muy, muy, pero que muy amargos. Sin siquiera darse cuenta, ella misma se fue aislando de todo; pero a mí, que era la más singular del grupo, una noche y sin venir a cuento, tuve tantas ganas de echarle un cable que no se me ocurrió otra cosa que decirle “sabes que no estás sola, ¿verdad? Haremos una cosa: todos los días, en cuanto anochezca, tú y yo, estemos donde estemos, buscamos en el cielo la primera estrella, y así, no nos sentiremos solas”. Me sentí un poco ridícula después de decírselo; pero, ahí me tenías, todos los días al atardecer, al raso, esperando a que apareciese venus, y aunque sabía que no era una estrella, yo me hacía la loca y me mentía a mi misma ya que tenía prisa por descubrir el primer brillo en el cielo porque Asun lo necesitaba. Las primeras noches, a la hora “H”, le daba un toque con el móvil y ella me respondía. Qué importante era para mí saber que ella no se sentía sola.

     Mucho tiempo más tarde, después de mucho sin vernos, un buen día, como en un duelo de vaqueros, nos enfrentamos en plena calle mayor; ella, en un extremo de la calle, bajo la sombra; yo, en el lado contrario, con el sol abrasador pegándome de lleno en los ojos; y las dos, cuando nos reconocimos, alzando la mirada al cielo al unísono y partiéndonos de la risa recordando los viejos tiempos de nuestra primera estrella; y después, corriendo a abrazarnos y a llorar.


     Desde entonces, las estrellas me gustan, porque en aquellos años horribles, pude descubrir lo bien que te puedes sentir si aprendes a mirarlas como es debido. Nunca he visto ninguna fugaz, la verdad; pero, por si acaso, estoy haciendo acopio de deseos... no sea que, el día menos pensado, cace a una de improviso y me pille sin desear algo importante de verdad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario